Por qué el sensor de torsión es la mejor opción para su experiencia en bicicleta eléctrica
Las bicicletas eléctricas han revolucionado la forma en que pensamos sobre la movilidad urbana, ofreciendo una alternativa conveniente y ecológica a los modos de transporte tradicionales. A medida que la industria de las bicicletas eléctricas continúa expandiéndose, el debate en torno a la elección entre sensores de cadencia y sensores de par se ha vuelto cada vez más importante. En esta publicación de blog, profundizaremos en las diferencias entre estas dos tecnologías y exploraremos por qué el sensor de torsión es el rey de su experiencia con la bicicleta eléctrica.
Sensores de cadencia: medición de revoluciones del pedal
Los sensores de cadencia, que se encuentran habitualmente en las bicicletas eléctricas de nivel básico, miden la velocidad de rotación de los pedales. Supervisan el número de revoluciones por minuto (RPM) y utilizan esta información para determinar la entrada de pedaleo del ciclista. Si bien los sensores de cadencia son relativamente simples y rentables, tienen un inconveniente importante: no tienen en cuenta el esfuerzo del ciclista ni la cantidad de fuerza que se aplica a los pedales.
Sensores de torsión: medición de la fuerza aplicada
Por el contrario, los sensores de torsión están diseñados para medir la cantidad de fuerza que el ciclista aplica a los pedales. Estos sensores están ubicados estratégicamente dentro de la transmisión, lo que les permite detectar con precisión el torque (fuerza de rotación) generado por el pedaleo del ciclista. Luego, el sistema de control de la bicicleta eléctrica utiliza esta información para brindar una asistencia más receptiva y con una sensación más natural.
La superioridad de los sensores de par
La ventaja clave de los sensores de par radica en su capacidad de proporcionar una experiencia de conducción más intuitiva y atractiva. Al medir con precisión la acción del ciclista, los sensores de torsión pueden brindar una asistencia eléctrica fluida y receptiva, que se adapta con precisión al esfuerzo del ciclista. Esto da como resultado una experiencia de ciclismo más natural y eficiente, ya que el motor de la bicicleta eléctrica proporciona la cantidad justa de apoyo en función de la fuerza de pedaleo del ciclista.
Además, los sensores de par ofrecen varios beneficios adicionales:
Eficiencia mejorada: Al adaptar la asistencia eléctrica a las necesidades del ciclista, los sensores de torsión ayudan a maximizar la eficiencia de la bicicleta eléctrica, lo que genera autonomías más largas y un menor consumo de batería.
Control mejorado: El control preciso que ofrecen los sensores de torsión permite una aceleración más suave, un mejor manejo y una experiencia de conducción general más refinada.
Adaptabilidad: Los sensores de torsión pueden adaptarse a las necesidades cambiantes del ciclista, ya sea que esté subiendo una colina empinada o circulando por una carretera plana, lo que garantiza una conducción siempre placentera.
En conclusión, si bien los sensores de cadencia tienen su lugar en el mercado de las bicicletas eléctricas, el sensor de par reina cuando se trata de ofrecer una experiencia de conducción excepcional. Al proporcionar una asistencia eléctrica más intuitiva y con mayor capacidad de respuesta, los sensores de torsión se han convertido en la opción preferida para los entusiastas de las bicicletas eléctricas más exigentes que exigen lo mejor de sus bicicletas eléctricas.